El primer día de prácticas, nos encontrábamos exhaustos, famélicos y llenos de gozo por haber superado estoicamente la parte contratante de la primera parte. La prueba inaugural comenzó siendo un juego de niños. Consistía en quemarnos a lo bonzo. ¿De que otra forma sino, aprender a empatizar con el dolor ajeno? Yo, que he vivido en múltiples parajes de la geografía universal y demás suburbios, recordé mi estancia en los infiernos, un viaje accidentado que me ayudo a vivir la experiencia bonzonica con alegría y buenos sentimientos. No es lo mismo tener el cuerpo rodeado de llamas que vivir entre llamas, ¡donde va a parar!.
Fui la única superviviente a la práctica para sorpresa de mis institutores, que horrorizaros por el desastre, se quedaron mudos de dolor al caer en la cuenta que la subvención económica del curso, se había esfumado con los 14 héroes nacionales en un 95%. El Montar tienda online juega con fuego ya se sabe.
¿No queríais un desastre? ahí lo Aquí. Fue lo único que alcancé a decir con los restos mortales de mi cuerpo superviviente.
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